REFLEXIÓN QUINTO DOMINGO DE CUARESMA

Abril 2 de 2017
QUINTO DOMINGO DE CUARESMA

Textos Bíblicos: Salmo 130; Ezequiel 37:1-14. Romanos 8:6-11; San Juan 11:1-4

DE LOS HUESOS SECOS A LA RESURRECCIÓN

Hoy, el Evangelio, así como las lecturas bíblicas nos acercan a pensar en la muerte y en la vida, en huesos secos, lo putrefacto de la muerte y en la esperanza de la vida, incluso después de la muerte, es por eso que esta reflexión la he llamado “de los huesos secos a la resurrección”, porque generalmente estamos pensando en la muerte y la vida como estados del cuerpo y no como estados del alma, la Escritura hoy quiere presentarnos dichos estados como situaciones del alma.

El profeta Ezequiel obedece a la voz del Señor, dicha voz, una voz que le cuestiona, le pregunta y lo llama a la reflexión, a observar, recorrer y sacar un veredicto, ¿Qué es lo que ves? ¿Crees que es posible que lo que ves tenga vida?, quizás sean esas las preguntas de Dios para nosotros, ¿Qué es lo que vemos? ¿Es posible que aquello que vemos como perdido tenga vida? En esta reflexión el profeta solo puede contestar: “Señor, solo tú lo sabes”, y es precisamente de ese dialogo interno del que quiere el Señor invitarnos a reflexionar y repensar.

Muchos aspectos de nuestra vida pueden estar como huesos secos, sin esperanza, muertos, así como presenta el Evangelio a Lázaro, un muerto de cuatro días, ya en un avanzado estado de descomposición, sin embargo, Dios nos invita a salir de ese estado de mortalidad a través de la esperanza y el encuentro con Él, la carta a los Romanos manifiesta que nuestra vida está en Cristo y que Su obra en nosotros nos conlleva a la justicia, a un estado de conversión, pues pasar de muerte a vida corresponde a la conversión.

Pasar de los huesos secos a la resurrección implica volver a la unidad, la unidad en nosotros mismos implica ser coherentes entre lo que pensamos, decimos y finalmente hacemos, mirar nuestras dificultades en clave de esperanza, implica tomar acción, dejar de contemplar el problema y ordenarle su solución, para ello se requiere coherencia; pensar, decir y hacer en la misma dirección, y esa dirección es la dirección del amor, todo lo que hacemos en nuestra vida es una muestra de nuestra espiritualidad en la que se hace evidente los niveles de amor de Dios que actúan en nosotros, en ese sentido, la coherencia del amor, debe ayudarnos a repensarnos en las circunstancias más adversas.

Jesús no solamente resucita a Lázaro, el llama a María, a Martha, a sus discípulos y a la sociedad en general a la resurrección, sacar a Lázaro implicaba mostrar la grandeza de Dios en la vida de toda una sociedad, es sin duda, la resurrección de Lázaro un milagro para la comunidad en donde todos y todas aprenden la lección, en este sentido, no solamente hay unidad personal sino que la unidad traspasa al campo social, a la familia, a la empresa, al colegio, a donde quiera que se presente el Señor y donde hayan hombres y mujeres dispuestos a dejar de recorrer sus problemas para convertirlos en vida como una gran oportunidad.


Ese era el mensaje que el Señor enviaba por el profeta Ezequiel, y es el mensaje para nosotros hoy, que haya unidad en cada uno de nosotros, esto en coherencia, para que de esta forma se produzca la unidad en la comunidad y con ello la construcción de la misma.

Bendiciones para todos y todas!
@PFelipeOliveros 






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