Meditando en nuestra fe, 31 de enero, 2024

El conocimiento trae orgullo, mientras que el amor edifica. (1 Corintios 8:1b) 


Meditemos:  

En la sociedad del conocimiento leer a Pablo podría resultar contradictorio, es claro que la calificación del ser humano, en cuanto a lo laboral se refiere, tiene su base en los logros académicos, es decir en los conocimientos, cualquier oficio por mínimo que sea requiere de una certificación que le avale para poder ejercer aquello que sabe hacer. 

 

Cuando pensamos en nuestras nuevas generaciones, especialmente en nuestros hijos, acostumbramos a esforzarnos para que ellos logren una buena educación porque ello les permitirá cumplir sus propios objetivos, de otro lado, el sistema hoy en día exige una alta calificación académica; maestrías, doctorados, postdoctorados, etc., y es tal vez a eso lo que Pablo se refiere en su primera carta a los corintios, podemos tener muchos conocimientos, pero no aplicarlos como debe ser y allí es cuando el conocimiento se convierte en orgullo. 

 

El meollo del asunto radica en lo que se sacrificaba a los ídolos, Pablo llama la atención del problema del saber, pero da libertad para la acción, comprende que aquello que se sacrifica a los ídolos es santificado por Dios para el consumo humano y deja en libertad a cada una de las personas para comer lo que sea, sin embargo, Pablo añade el amor al conocimiento y creo que debemos comprenderlo como un conocimiento mayor, si miramos unos versículos más abajo la advertencia está en el cuidado con los más débiles, entonces Pablo termina diciendo que no hay problema por comer lo que se ha sacrificado a los ídolos si se tiene conciencia de nuestra fe en Dios pero llama la atención a que esa libertad no sea un tropiezo para quien es más débil, refiere entonces que estas personas más débiles y que son inmaduras en la fe, al no comprender lo que hacen los maduros en la fe pueden ceder al rito del sacrifico pensando que ese es el sentido de la acción de comer. 

 

Pongamos las cosas en una forma más práctica, usted y yo, que somos maduros en la fe, conocemos la Biblia, la espiritualidad cristiana y la libertad que Cristo nos ha dado, conocemos la política de nuestra iglesia, entre otros conocimientos, sabemos que hay cosas por delante que podemos hacer y que no interfieren en nuestra espiritualidad, pero una mala interpretación de nuestros actos puede hacer caer a otras personas en liberalidades o en fanatismos y fundamentalismos religiosos, es por eso que al conocimiento que tenemos sobre los asuntos de la fe y aun de los asuntos seculares, debemos añadirle el amor que edifica y ese amor que Pablo va a describir unos capítulos más adelante se representa en una entrega absoluta a Dios quien nos permite discernir lo que edifica a la comunidad para que sea una práctica en medio nuestro. 

 

Reflexiona:  

¿Qué acciones son comunes en tu vida que pueden afectar la fe de otras personas? Es posible que no lo notemos, pero si permitimos a Dios trabajar en nuestro corazón nos daremos cuenta de que le necesitamos aún más que cuando le conocimos. 

 

Oremos:  

Padre amoroso;  

Ayudanos a comprendernos desde el conocimiento del amor,  

Un amor que construye y edifica,  

Un amor que nos recibe en Tu mano 

y un amor que alimenta la fe  

de nuestros hermanos y hermanas más débiles. 

En Cristo Jesús oramos;  

Amén.   

 

 

Con profundo amor;  


Rev. Luis Felipe  

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