El valor de agradecer
Un café con Cristo
En ese pensar sobre el trabajo de la fe y el cuidado por la dignidad de los
otros también llega a mi mente el enorme valor que tiene el encuentro con
Jesús, no tengo duda alguna de que ese encuentro cambia la vida del ser humano,
encontrarnos con Jesús y dejar que Él nos mire con amor, sane nuestras
dolencias, reavive nuestra estima, que nos toque y camine con nosotros
revitaliza nuestras acciones, cambia nuestra mentalidad y nuestra visión, nos
permite movernos en libertad y sin la presión discriminatoria de la sociedad,
en otras palabras, el encuentro con Jesús es el inicio del trabajo de nuestra
fe, su toque en nuestra vida da el sazón y el carisma para que nosotros seamos
testigos de Dios, para que lo anunciemos, no solo con nuestras palabras, sino
con nuestros actos.
"Encontrarnos con Jesús y dejar que Él nos mire con amor, sane nuestras dolencias, reavive nuestra estima, que nos toque y camine con nosotros revitaliza nuestras acciones, cambia nuestra mentalidad y nuestra visión, nos permite movernos en libertad y sin la presión discriminatoria de la sociedad"
El pasaje de hoy nos relata el encuentro de Jesús con diez personas que padecían lepra; mientras Jesús entraba a la ciudad ellos salían, salían porque no eran bien recibidos en la ciudad, salían porque su condición de leprosos les obligaba a reconocerse entre la sociedad con gritos: “soy leproso, soy leproso”, y con campanas en sus ropas para que la gente estuviera prevenida al paso de estas personas, su enfermedad reflejaba la enfermedad de la sociedad, mientras a ellos se les caía la carne y la piel, la sociedad era escarnecedora e inmisericorde, por eso ellos tenían que salir de la ciudad, salir es la figura de la exclusión y de la autoexclusión en el pasaje, entrar es la alegoría de ser recibido o esperado, camino a Jerusalén un maestro como Jesús decide entrar al pueblo, es un hombre libre para moverse, además está aportando a la sociedad; sana, libera y enseña el mensaje de Dios para un pueblo en contexto, este encuentro es el encuentro anhelado por muchos; “ten compasión de nosotros” gritaron los hombres leprosos, ¿Estaban pidiendo sanidad? No lo sabemos exactamente, solo sabemos que estaban pidiendo ayuda, solidaridad, amor, seguramente ya ellos no pensaban en ser sanos, quizás estaban buscando ropa, o una mirada, algo de comida, cualquier cosa que abarque el término “compasión”, de alguna manera, lo que estos hombres le están pidiendo a Jesús es “sufre con nosotros”, identifícate con nuestro dolor, el dolor emocional, físico y espiritual, Jesús no tarda en su respuesta, la acción de Jesús es una acción incluyente, es la orden de regresar, si bien ellos iban de salida, Jesús les ordena dar media vuelta y volver al lugar donde están los sacerdotes, no obstante, no es a los sacerdotes a donde Jesús los quiere enviar, es al templo, a la sinagoga, al encuentro con Dios en donde está la sanidad, no es aislándose donde ellos van a reconfortar, es en medio de la sociedad y allí es donde Dios hará Su obra y los limpiará, en efecto, los leprosos debían presentarse al sacerdote para que éste certificara su sanidad; diez leprosos clamaron a Jesús por compasión y diez leprosos dejaron de serlo para ser seres humanos dignificados e injertados de nuevo en la sociedad, eso es lo que Jesús hace con nosotros, el encuentro con Él nos limpia y nos permite dignificar nuestra vida vinculándonos en la sociedad, nos acerca a Dios, siendo Él Dios, para hacer nuestra vida diferente, nos cambia el camino, no es tiempo de salir, de huir, de esconderse, y nos posiciona en la comunidad.
Ahora bien, de estos diez hombres que ya no son leprosos porque están
limpios solo uno, un extranjero, se devolvió para agradecer, uno de ellos
percibió y comprendió el milagro que va más allá de la piel y que toca el
corazón, uno de ellos comprendió el verdadero significado de la compasión y la
valoro, ¿Los otros no?, seguramente también lo pensaron, pero les falto valor,
el Rev. Gerardo Oberman ha hecho una publicación que me hizo pensar en la
crisis de la gracia y la valentía que se requiere para ser agradecido (2), porque
agradecer implicaba volver, regresar, ir a la salida nuevamente para buscar a
Jesús, solo que en otra condición, agradecer implica recordar lo que fuimos, el
regreso es un encuentro con nosotros y con nuestro pasado, con nuestra
realidad, implica revestirse de compasión para contar a otros lo que Dios ha
hecho por nosotros y eso no es fácil, reconocernos también es trabajar nuestra
fe para no hacer tropezar al otro, testificar lo que Dios ha hecho por nosotros
en un acto de gratitud y no de vanagloria, es saberse ante el otro como barro
en las manos de Dios, dependientes de Él y por tanto agradecidos con Él.
"Agradecer implicaba volver, regresar, ir a la salida nuevamente para buscar a Jesús, solo que en otra condición, agradecer implica recordar lo que fuimos, el regreso es un encuentro con nosotros y con nuestro pasado, con nuestra realidad"
Agradecer es un acto de valentía porque implica reconocer el poder y la habilidad del otro, de alguna manera, nuestra debilidad en algunas circunstancias, nuestra propia incapacidad y nuestro dolor que es conocido por Dios a través de la vida de otras personas, ese acto de valentía, es el mismo que nos permite reconocer el valor de las otras personas y ver a Dios en cada situación trayendo el mensaje de San Pablo: “a los que aman a Dios todas las cosas le ayudan para bien”; hoy es un buen día para agradecer, para alabar a Dios y reconocer lo que Jesús ha hecho por nosotros, pero también para volver; volver a aquellos que nos han hecho bien, que nos han amado, que nos han servido y en el encuentro decirles gracias por ser instrumentos de Dios.
Seamos valientes y démonos gracias infinitas.
Gracias por leer este mensaje hasta el final.
Con afecto;
Luis Felipe
Gracias por comunicarnos el mensaje y permitirnos recordar que todos somos de Dios y estamos para servirnos unos a otros, sin distintivos, simplemente permitiéndonos ser para vivencias una sociedad justa. Gracias!
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