¿Hasta que la vida no tenga más opción?
Un café con Cristo
Realmente no sabría
decir si esto es cierto o no, creo que no es cierto cuando se piensa que el
mero deseo va a hacer que la vida conspire a nuestro favor, creo que es cierto cuando
pensamos que desear conscientemente implica trabajar por aquello que queremos y
esto es un proceso que requiere constancia, paciencia y valor, está directamente
ligado a nuestros intereses y proyecto de vida, desear es la semilla que debe
convertirse en idea y luego en objetivo para hacer realidad, muchas personas
desean cosas pero no trabajan por ellas, otras tienen buenas ideas pero no
desean hacerlas realidad y por eso no se desarrolla en el plano material, entonces
es un asunto de consciencia.
Traigo a colación este pensamiento porque el Texto del Evangelio de hoy nos invita a pensar en la constancia, Jesús trae una parábola para mostrarnos que debemos orar siempre y constantemente, recordemos que en domingos pasados hemos puesto sobre la mesa, junto al café, temas como el perdón, la conciencia de no hacer daño a otros y la gratitud, una mirada ligera a la perícopa de hoy nos haría pensar que este Texto está ligado a la frase con la que comenzamos este escrito, sin embargo, el evangelista es claro cuando plantea que el propósito de la parábola es mostrar la necesidad de orar siempre y no desanimarse, es decir, nos centra en lo que realmente es importante, la oración, en otras palabras, la comunión con Dios pues permanecer en un diálogo con Él nos ayudará a hacer una mejor lectura de la realidad, comprender lo que pasa en nuestro contexto y depositar en Él nuestra confianza, amor y esperanza.
"El juez representa todo el aparato judicial que se corrompe y acomoda a sus propios intereses"
El deseo no es una respuesta a nuestras peticiones pero la comunión con Dios, la oración, si brinda una respuesta a nuestras inquietudes, el reconocernos como hijas e hijos de Dios, sabernos aceptados por Su gracia, comprender la magnitud de Su obra redentora y el beneficio que nos da al ser llamados para servirle y adorarle, sí nos permite caminar en función de un trabajo concienzudo en el que podemos presentar nuestras peticiones, ahora bien, de otro lado, el Texto nos presenta la idea de lo que tiene ver con lo que pedimos, en ese sentido, Santiago refiere que pedimos y no recibimos porque pedimos mal, pedimos para nuestras propias pasiones (Santiago 4:3) y, el Evangelio hoy nos está planteando lo que sí es importante pedir, en donde debe estar la fuerza de nuestro deseo, trabajo e intención hacia Dios. La parábola nos muestra dos personajes; un juez injusto que no teme a Dios ni tiene consideración por la gente y una viuda que insiste en pedir justicia a este juez; el pasaje nos representa la institución del poder jurídico, una institución además quebrantada y ociosa, muy similar a lo que vemos en la función pública de muchos de nuestros países, en efecto, el juez representa todo el aparato judicial que se corrompe y acomoda a sus propios intereses, de otro lado está la viuda; las viudas y los huérfanos hacen parte de la población objeto de cuidado para la ley mosaica, deberían ser el centro de atención en ayudas porque, realmente, lo que había pasado con estas personas era una caída en desgracia, en una sociedad patriarcal la mujer viuda era vista con lástima y la realidad es que debía vérsele con misericordia y con amor, este juez tendría que poner en su agenda a la mujer viuda como prioridad, la mujer representa a los vulnerados en la sociedad, el domingo pasado pudimos ver a los leprosos y con ellos la enfermedad propia y social que vivía la comunidad, hoy se nos está invitando a mirar a los vulnerados, los que buscan dignidad de vida, los que no tienen y que dependen de otros para sobrevivir.
"La mujer representa a los vulnerados en la sociedad"
En ese orden de ideas, una pregunta que merece importancia en el contexto de la perícopa es apropósito de lo que estaba pidiendo la mujer, ella no estaba pidiendo alimento, techo o alguna cosa material, simplemente pedía justicia contra su adversario, desde ese punto de vista, la mujer no estaba pidiendo algo por fuera de lo que el sistema judicial debería darle, no estaba pidiendo un favor, tampoco limosnas, pedía lo que el sistema debía dar y que en su condición de viuda tendría que ser prioridad, esta mujer tuvo que ser insistente porque la necesidad nos hace ser insistentes, el hecho de tener que sobrevivir y no poder tener una calidad de vida digna le haría ser insistente, pensar en que, seguramente, su adversario estaba dañando su imagen y dignidad, tengamos en cuenta que desconocemos el pleito, hacía que la mujer estuviera insistiendo constantemente al juez, la molestia que ella estaba viviendo era el motivo de la insistencia que tanto molestaba al juez y es ese el meollo del asunto donde Jesús se concentra para dejarnos su enseñanza, la solicitud de justicia, la necesidad de volver a una sociedad justa que se aparte de la mentira y de la corrupción, cómo enfermedad social, Jesús indica que debemos prestar cuidado a las palabras del juez: “Aunque no temo a Dios ni tengo consideración de nadie, como esta viuda no deja de molestarme, voy a tener que hacerle justicia, no sea que con sus visitas me haga la vida imposible”.
El Texto deja ver
que este hombre sabe lo que hace, es descarnado y se ve en la obligación de
atender a la viuda porque le es molestia mas no porque es su responsabilidad social
y pública, sin embargo, dice Jesús que Dios hará justicia a sus escogidos y no
se tardará en responder, porque Él es justo, uno de los atributos de Dios es
justamente la justicia, y la conclusión del Texto se centra en dicho atributo, Dios
hará justica por nosotros, podemos confiar en que la hará, podemos estar seguros
de que responderá nuestras peticiones cuando estas son un llamado a la justicia
y la paz, cuando lo que pedimos no es un deseo caprichoso sino que se alinea
con la esperanza, cuando somos constructores de una mejor sociedad. Usted y yo estamos
llamados a hacer y buscar la justicia en los hogares, por nuestros niños, niñas
y adolescentes y por nuestras mujeres; no podemos seguir contemplando el
maltrato y la violencia familiar y sexual, así como el machismo como algo
normal, estamos llamados a construir la paz en el mundo, no podemos quedarnos
callados ante Dios y ante la sociedad cuando esta semana vemos como asesinan a un
joven en un Transmilenio (Sistema masivo de transporte en Bogotá) por no
humillarse ante otra persona para pedir perdón o cuando siguen los tiroteos en Estados
Unidos, esta semana en Carolina del Norte, cobrando la vida de personas inocentes,
no nos podemos callar ante los problemas migratorios; venezolanos esperando
cruzar por el Darien a Colombia, latinos y particularmente colombianos buscando
pasar la frontera por “el hueco” como nunca antes se había visto, no podemos callar
ante la corrupción de los estados, ante la necesidad de los más pobres, ante
las injusticias de los aparatos judiciales, ante el dolor de las personas que
han vivido la guerra, en Colombia, en Rusia, Ucrania, Palestina, Irán, etc. Porque
la guerra deja el dolor de la muerte y la muerte cuando es violenta produce
resentimientos, no podemos callar ante Dios y la sociedad.
Si bien Jesús nos
invita a confiar en Dios y entender que de Él nace la justicia, cierra su
enseñanza preguntando si cuando Él vuelva hallará fe en la tierra, lo que nos
deja ver que hay una relación directa entre fe y justicia, es necesario
levantar nuestras voces y clamar por los más necesitados, es importante mirar
al cielo y clamar a Dios por cada una de las cosas que están sucediendo en
nuestra sociedad, es imperante que nuestro clamor se convierta en acciones de
justicia social y que trabajemos en la construcción de un mejor mundo, no basta
con desear, es importante llevar el
mensaje de justicia a todos los lugares de la tierra, a las familias y a
los individuos, hoy más que nunca es importante volver a aprender los valores
de una sociedad honesta donde prime el amor y la confianza, hoy más que nunca
los cristianos debemos denunciar, como la voz profética que somos y que nos levantamos para
propender por la paz y la justicia.
Les invito a que
caminemos juntos en la construcción y búsqueda de la justicia social, no podemos
mirar al cielo y ser indiferentes a lo que está pasando a nuestro alrededor pensando
que con deseos y sin acciones vamos a transformar el mundo.
Con afecto;
Luis Felipe
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