¿División o resistencia al cambio?
Un Café con Cristo
Nos encontramos en mundo de cambios, cada día la tecnología avanza, lo virtual toma más fuerza, el escenario político también es cambiante, las acciones de los seres humanos cambian porque las necesidades del mundo también van cambiando, si pensamos en materia de derechos humanos hemos dado un salto de generaciones que comienza con el derecho a la vida, pasa al derecho a vivir en bienestar, y ahora se piensa en el derecho a vivir con privacidad y respeto, esto responde a los cambios humanos y, en consecuencia, a los cambios en las necesidades humanas, si hacemos una mirada a la educación nos enfrentamos a una generación diferente que requiere estrategias pedagógicas diferentes y desafíos absolutamente diferentes, pensar la salud implica mirar desde la prevención, propuesta que ha surgido desde hace muchos años, para evitar la morbilidad prematura en los seres humanos y eso implica humanización de la salud; coherencia entre hábitos, alimentación y calidad de vida, es una mirada diferente de la salud, en muchos otros aspectos de la vida podemos platicar sobre los aspectos que nos implican cambios.
Mientras compartimos esté café seguramente usted está pensando en los cambios propios de su vida, del país, de la sociedad y quizás podamos estar de acuerdo en que hay una generalizada resistencia al cambio, no es fácil aceptar los cambios que la vida nos presenta, no nos gusta cambiar nuestra forma de pensar porque ella esta construida sobre la base de prejuicios que están arraigados en nuestro ser y que de alguna forma son base para la estructura de nuestra identidad, personalidad y carácter, solamente hacer una mirada a la posibilidad de cambiar nuestro credo nos sacude en el escenario de nuestra vida espiritual, ni que hablar de las conceptualizaciones políticas o de las ideas preformadas sobre como debe ser la sociedad y nuestro comportamiento en la misma.
¿Por qué Jesús, el hombre que le apuesta al amor, la paz y la esperanza, a la construcción de la comunidad, refiere que no viene a traer paz?
Cuando leí el Evangelio para el día de hoy quedé altamente pensativo, ¿Por qué Jesús, el hombre que le apuesta al amor, la paz y la esperanza, a la construcción de la comunidad, refiere que no viene a traer paz? ¿Se aparta esta perícopa de toda la centralidad del mensaje evangélico de Jesús? Recordemos que Evangelio es la buena noticia y en ese orden de ideas las palabras de Jesús aparentemente no tienen nada que ver con una buena noticia, pues bien, justamente lo que Jesús ha venido a hacer en la tierra es traernos un mensaje diferente, los domingos pasados nos recordó cual es la verdadera riqueza y el don de la fe, Su mensaje cambia la perspectiva de un reino puramente político y nos lleva a la experiencia de la convivencia, de la formación de una comunidad basada en el amor, esto es un cambio y esto representa un choque, lo que Jesús llama una división, en otras palabras, Jesús viene para que nosotros cambiemos nuestra forma de pensar y ver la vida, trae un mensaje claro de amor, misericordia, comunión y convivencia, trae el mensaje de la paz pero ese mensaje que trae Jesús irrumpe en la comodidad de lo que ya se está viviendo, Jesús viene a decirnos que seamos honestos en un mundo de corrupción, que perdonemos en un mundo de maldad, que amemos a nuestro prójimo aunque esté sea nuestro enemigo, que traspasemos las fronteras ideológicas y culturales para estrechar la mano y reconocer al Dios de la vida y todas estas ideas, revolucionarias por cierto, implican un cambio y lo primero que causa el cambio es la división, ahora bien, ver la división propuesta por Jesús debe ser un aspecto positivo para la vida porque es la apertura al diálogo, es comprender la unidad en la diversidad, poner uno en contra del otro es abrir caminos para llegar a consensos, solo de esa forma tiene sentido el ser y que hacer de un Jesús que nos inquieta y nos invita al cambio.
"Su mensaje cambia la perspectiva de un reino puramente político y nos lleva a la experiencia de la convivencia, de la formación de una comunidad basada en el amor, esto es un cambio y esto representa un choque..."
En ese orden de ideas, el primer conflicto es interno, Jesús pasa por nuestro lado y nos inquieta, nos convence y nos transforma para que llevemos el mensaje y estilo de vida propuesto por Él y esto es también un proceso en el que, seguramente, muchas dudas nos asaltan, seguidamente es un conflicto con nuestros seres queridos y la sociedad en general toda vez que determinar construir en amor, fe y esperanza como es la invitación de Jesús implica un nuevo paradigma en la escala de valores que puede o no ir en contra de lo que vivimos en la sociedad y eso hace que se genere la división, una división que, como ya lo dije arriba, nos debe impulsar al diálogo y la transformación de la sociedad, es el mismo Jesús que nos invita a interpretar los tiempos, ¿Cuántas veces hemos escuchado este pasaje y otros del Evangelio de manera anacrónica, como si no fuera para nuestro tiempo? Ahora bien, ¿Cuántas cosas necesitamos revisar como sociedad para construir un mundo mejor, para transformar en equidad, amor y respeto?
Por supuesto que Jesús vino a traer división, pero no la división como se concibe de manera negativa, vino a irrumpir en nuestras mentes y corazones para que a través del diálogo podamos construir y generar acuerdos, si hacemos una lectura de nuestro tiempo, como lo propone el Maestro, nos daremos cuenta que hay riqueza que nos divide y que debemos transformar, dejémonos inquietar por la persona de Jesús y juntos trabajemos para hacer y ser una mejor sociedad.
Con afecto;
Luis Felipe
Amén
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