Pulgar hacia arriba

Por: Jennifer Benson Schuldt

Según una fábula africana, cuatro dedos y un pulgar vivían juntos en una mano. Eran amigos inseparables. Un día, vieron un anillo de oro junto a ellos y conspiraron para llevárselo. El pulgar dijo que estaba mal robarlo, pero los otros cuatro dedos lo trataron de cobarde y santurrón, y no quisieron ser más sus amigos. Al pulgar no le importó, ya que no quería involucrarse en esa mala acción. La leyenda continúa diciendo que, por esta razón, el pulgar sigue manteniéndose separado de los otros dedos.

Esta fábula me recuerda que, a veces, nosotros sentimos que estamos solos cuando nos rodea la maldad. En la época de Noé, la Tierra estaba llena de violencia; todo pensamiento de cada corazón «era de continuo solamente el mal» (Génesis 6:5, 11). No obstante, «Noé halló gracia ante los ojos del Señor» (v. 8). Totalmente consagrado a Él, este hombre lo obedeció y construyó el arca. El Señor, en su gracia, le perdonó la vida a él y a su familia.

Dios también nos ha mostrado su gracia a través de la vida, muerte y resurrección de su Hijo Jesús. No nos faltan razones para honrarlo y defender nuestras convicciones en su nombre en nuestra vida diaria. Él siempre está cerca, incluso mora en nosotros, para que nunca estemos solos. Sus oídos están atentos a nuestro clamor (Salmo 34:15).

Tomado de: Nuestro Pan Diario
@PFelipeOliveros

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