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Servir a Dios es la dicha más grande, los Profetas, el Salmista, los jueces del Antiguo Testamento, los Evangelistas y todo tipo de personajes bíblicos de todos los tiempos lo han manifestado, en la actualidad, personajes de diferentes disciplinas y vocaciones afirman el gozo de servir a Dios y a la sociedad. 

No escapo yo de ese mismo sentimiento tras decidir servir a Dios desde muy corta edad, formado en la fe cristiana desde muy pequeño, aprendí a conocer a Dios en medio de los templos y los sermones, determinando desde esa edad que mi vida sería consagrada al servicio de Dios y en pos del amor a la humanidad, conocí las diferentes vertientes religiosas del catolicismo y el protestantismo, aprendí a tomar en serio la Escritura Sagrada y aceptarla como norma de fe para mi vida, dimensioné la fe y el propósito social que ella encierra, me forme en conocimiento y relación con Dios para llegar a mi objetivo; ser un servidor de Cristo. 

He sido un cristiano inconforme ante la injusticia, procurando sostener los valores de mi fe, he logrado trabajar en diferentes áreas de la vida cristiana, infante misionero de la Iglesia Católica, he trabajado con adolescentes, jóvenes, damas, ancianos, como pastor de iglesia, acompañando procesos sociales, en medio de procesos inter-religiosos, en los coros de las iglesias, como consejero, docente y pastor, en medio de todo ello, como amigo. 

Como todos he pasado por el desierto, he tenido crisis emocionales y de fe, pero Dios que es bueno siempre abre nuevas oportunidades, y en el desierto nos enseña y nos forma, hoy en día el pequeño adolescente que predicaba se ha formado como adulto, un proyecto de pastor al servicio de la humanidad que sigue aprendiendo sobre el propósito de Dios para su vida. 

Con mi familia, proyectamos la conformación de una nueva comunidad, presta para anunciar el Evangelio de Jesucristo, las buenas nuevas de salvación, y el propósito de Dios para la vida de los hombres y mujeres, como ministro de la Palabra, solo busco ser el amigo de todos, para acompañar en los procesos de formación que Dios tiene para cada uno de nosotros, exactamente soy eso un compañero en el camino y con ello un mentor. 

Nuestro concepto de iglesia apunta al concepto de formación de persona integral, un buen cristiano es un excelente ciudadano, es el mejor vecino y el mejor trabajador, la iglesia como institución debe integrar el conocimiento teológico y académico con la experiencia social para brindar un mejor camino moral y de fe que permita el desarrollo social, creo firmemente que las lumbreras tecnológicas y científicas también deben surgir desde el seno de la iglesia y en el encuentro con un Dios que es inquieto y que construye al lado nuestro y nos permite caminar en formación social. Sueño con una iglesia que transforme a la sociedad y le invito a soñar conmigo. 

 Rev. Luis Felipe Oliveros Gómez.
@PFelipeOliveros

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