El costo de aprender
Un café con Cristo
“Todo tiempo pasado fue mejor”, es un refrán popular que nos lleva a la añoranza y, que al día de hoy, ha sido bastante discutido, básicamente la idea de la frase es que en el recuerdo del ser humano quedan los mejores momentos, los que podemos destacar o los que queremos revivir, en el duelo el tiempo pasado fue mejor porque estaban nuestros seres queridos, en las historias de vida recordamos la victoria por encima del sufrimiento o del sacrificio por el cual hayamos tenido que pasar, esta idea de que todo tiempo pasado fue mejor nos acomoda en una zona de confort en la que hemos capitalizado experiencias y aprendizajes, sin embargo, la vida no se queda en el pasado; el presente mismo nos trae nuevos desafíos que nos hacen mirar hacia el futuro, desafíos que de una u otra forma nos sacan de la zona de confort para planificar y construir lo que queremos.
Justamente es de eso que Jesús hoy nos habla a partir del Evangelio, esta perícopa se discute desde el pensamiento de lo que el Señor plantea en términos de “odiar o aborrecer a”, no obstante, la traducción que hace la Nueva Versión Internacional de la Biblia me parece que ajusta mucho más al pensamiento de Jesús en torno al mensaje principal, es decir, ser discípulo de Jesús, esta versión plantea “sacrificar el amor” y esto trae, seguramente, una connotación diferente, a este punto de nuestra conversación el café se torna mejor, más interesante e intenso pero vamos partes, el primer planteamiento entonces está en la traducción, la palabra griega que usa San Lucas para la descripción es “miséo” que se define como detestar, específicamente perseguir, pero también implica la definición de amar menos, la mayoría de las versiones han usado para la traducción en el español la palabra aborrecer, “aquel que quiera seguirme y no aborrece a…”, no obstante, como ya lo hemos hecho, en una mirada particular del asunto y del contexto bien se puede usar la expresión “amar menos” y daría una muy buena interpretación, como ya lo dije la Nueva Versión Internacional nos aplica la expresión “sacrificar el amor” y en este sentido quiero orientar nuestro dialogo hoy porque estoy seguro de que la invitación de Jesús nunca será de odio o desprecio por otras personas, Jesús trabajó con la comunidad y por la comunidad usando el más hermoso de los lenguajes, el lenguaje del amor, y si bien hemos venido en los últimos domingos revisando algunos aspectos que, a primera vista, son controversiales los vamos decantando en la costumbre de Jesús, su experiencia y su entorno aplicándolos para nuestra propia vida y experiencia.
"Estoy seguro de que la invitación de Jesús nunca será de odio o desprecio por otras personas..."
Así las cosas, podemos continuar pensando en la relación de las palabras de Jesús con nuestra vida hoy, creo que el diálogo de Jesús apunta a explicar las consecuencias de ser un discípulo, es decir un seguidor en el camino, el Texto manifiesta que habían muchas personas que seguían a Jesús y que Él se volteó a mirarlos para decirles “Si alguno viene a mí y no sacrifica el amor a su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y sus hermanas y aun a su propia vida, no puede ser mi discípulo”, decirle esto a una multitud es poner las reglas de juego claras y advertir apropósito de lo que viene en adelante, es importante recordar que Jesús está consolidando una comunidad y esto requiere de comunicación y convivencia, es decir que el camino no sería nada fácil; dentro de los discípulos de Jesús habían personas de diferentes posiciones sociales, políticas, culturales, étnicas, etc. Y eso es justamente lo que daría riqueza a la experiencia de seguir a Jesús, pero justamente esas diferencias son las que harían también más difícil el camino y lo que da sentido a las palabras proferidas por Jesús.
Básicamente lo que Jesús está haciendo es recordarnos que cuando nosotros queremos emprender algo hay, sin lugar a dudas, una cuota de sacrificio, una cuota que no podemos olvidar porque es justamente la que nos permite valorar lo que tenemos, es decir, el resultado o el producto como lo llamarían los sectores empresariales; cuando usted inició sus estudios universitarios no se imaginó, quizás, las trasnochadas, los sacrificios que debía hacer; no ir a algunas fiestas, dedicar menos tiempo a su novio o novia y a su familia, en ocasiones ahorrar para comprar materiales de estudio, etc., si pensamos en el proyecto de hacer familia durante el matrimonio y el tener hijos, ¿Cuántas cosas tuvo que sacrificar por amor? Sin embargo, estoy seguro de que lo hizo con todo el gusto, comprar aquello que necesitamos, una casa, un carro, un teléfono o lo que sea que necesite o desee le ha implicado una cuota de sacrificio económico, y así podemos seguir mirando cuantos aspectos de la vida nos vengan a la mente, pues bien, la relación con Jesús también implica un sacrificio o costo, es el costo de dejar que Él moldee nuestra vida para que nosotros seamos agentes de paz y de luz en el mundo, para que podamos ser la sal que sazona a la tierra, tomar la cruz, en ese sentido, implica dedicar nuestro tiempo y nuestra vida a Dios, aprender de Su palabra y ejercitarnos en el amor, implica desaprender lo que la sociedad nos ha heredado en términos de consumismo e interés relacional y aprender las nuevas lógicas de Jesús que, entre otras cosas, las hemos venido analizando en los domingos anteriores, un mayor interés por las buenas relaciones familiares e interpersonales que por el dinero, la disposición a aceptar los cambios y moldearnos a ellos, la capacidad de ser los mejores sin buscar el reconocimiento o los primeros lugares, entre otros asuntos, es lo que implica ser un seguidor de Jesús.
"Básicamente lo que Jesús está haciendo es recordarnos que cuando nosotros queremos emprender algo hay, sin lugar a dudas, una cuota de sacrificio, una cuota que no podemos olvidar porque es justamente la que nos permite valorar lo que tenemos."
De esa manera Jesús plantea los costos de ser sus seguidores y nos invita a pensar en la tarea que tenemos por delante, a mirar al futuro reconociendo los nuevos aprendizajes y no quedarnos en el confort del pasado donde todo parece mejor, nos invita a proyectar una relación con Él en la que Él es el Señor y va a dirigir nuestro caminar no solo en el querer sino también en el deber, esto quiere decir que Jesús marca ahora nuestras pautas éticas y lo hace desde el amor, ¿Queremos aprender a amar como Dios desea que lo hagamos? ¿Queremos construir una sociedad con valores? ¿Deseamos ser la luz que brilla a la humanidad? ¿Queremos dejar un mundo mejor ético, moral y ecológico para nuestros hijos e hijas? Si es así, en efecto, queremos ser seguidores de Jesús y Él nos está invitando de manera firme y consciente con normas y reglas de juego claras.
Ahora bien, Jesús plantea dos situaciones el querer, en el escenario de una persona que quiere construir y el deber en la perspectiva de un rey que va a la guerra, en ambos casos Jesús plantea la necesidad de calcular y pensar para poder actuar, cuando Él trae esta relación en torno al aprendizaje con Él, es decir, al hecho de ser llamados sus discípulos, refiere que debemos renunciar a nuestros bienes, ¿Cuáles bienes? Justamente los que ha mencionado al comienzo del Texto; padre, madre, esposo, esposa, hijos, hijas y aun la propia vida, ¿Esta Jesús pidiendo que se abandone a estas personas? De ninguna manera, ellos son nuestros “bienes” más preciados y son bienes en la medida en que nos acumulan apoyo emocional y fortaleza en la vida, lo que Jesús está planteando entonces es que nuestro amor y nuestra concentración para seguirle a Él y ser mejores debe superar el amor que tenemos por todos ellos, no es abandono, es una renuncia a permitir que cualquier cosa interfiera en nuestra relación con Dios, es sacrificar el amor o amar menos a estas personas que a Dios porque cuando amamos a Dios tenemos mucho más amor para ellos que si los amaramos con nuestras propias fuerzas.
El asunto en ultimas, no es odiar, sino amar, amar mucho a nuestros seres queridos entendiendo que ese gran amor no supera el amor que tenemos por Dios y el amor que Dios tiene por nosotros.
Con afecto;
Luis Felipe
Gracias Luis Felipe por este acercamiento y exposición del texto. En resumidas palabras " Yo te amo pero Más amo a Dios quien nos ama más"
ResponderBorrarMuchas verdades en un mismo lugar
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