Meditando en Nuestra Fe, 10 de abril, 2024
Este es el mensaje que hemos oído de él y que anunciamos: Dios es luz y en él no hay ninguna oscuridad. (1 Juan 1:5)
Meditemos:
luna, la tierra y el sol se alinean haciendo que la luna oculte al sol y en la tierra vivamos la experiencia del oscurecer nocturno durante el día, imagino que todos nosotros estábamos también alineados con el fenómeno viéndolo a través de la televisión o de los canales en internet, no hay duda de que es una experiencia maravillosa, quienes estaban en los lugares en donde se vivió la plenitud del eclipse narraban sus experiencias llenos de emoción, una emoción que nos alcanzaba a nosotros también, este fenómeno ha unido a muchas personas de diferentes culturas, razas, ideologías, filosofías y espiritualidades para pensar el mundo y la vida entre otros temas trascendentales del ser humano.
El eclipse como fenómeno natural me trae a la mente dos palabras claves para nuestro devocional de hoy, luz y oscuridad, es curioso porque el eclipse nos convocó para ver un paso momentáneo de luz a oscuridad, toda una experiencia digna de ver para nosotros que comprendemos lo que está sucediendo, sin embargo, ¿Cuál sería la reacción de nuestros ancestros al ver este fenómeno tan extraño? Porque, en realidad, la oscuridad nos trae incertidumbre y la imposibilidad de avanzar, para muchas personas la oscuridad de la noche produce temor y angustia, sin duda, las culturas antiguas no querrían pasar de la luz a la oscuridad, porque sería una señal de mal presagio y de disgusto de los dioses.
Teniendo en cuenta lo anteriormente mencionado, nos encontramos hoy frente a la primera carta de Juan, es importante recordar que la literatura juanina está marcada por los contrastes y particularmente por el contraste entre la luz y la oscuridad, desde esa perspectiva Juan refiere el mensaje que se anuncia: “Dios es luz y en Él no hay ninguna oscuridad”; la luz nos permite ver con claridad todas las cosas, avanzar en nuestro camino, nos brinda una sensación de paz y tranquilidad, la luz también es transparencia para poder discernir lo que tenemos por delante, pues bien, es esa la oferta de Dios para nosotros; una experiencia de fe que surge desde la luz del amor de Dios, Dios nos ha tomado de la oscuridad y nos ha llevado a la luz para que ahora nosotros seamos luz para un mundo que vive en la oscuridad.
¿Pero qué significa ser luz? Significa, en primer lugar, ser transparentes y genuinos, si nosotros somos lámparas o luminares para el mundo no puede haber nada que opaque nuestra luminosidad, para ellos debemos estudiar la Palabra de Dios, orar y pedir al Señor que nos santifique cada día, en segundo lugar, ser luz implica amar con nuestra vida entera, ofrecer lo que somos y lo que tenemos al Dios de la vida para que Él nos enseñé como ser portadores de Su luz, y en tercer lugar, implica querer ser luz, no se enciende una lampara para cubrirla con una vasija (San Mateo 5:15), Dios nos rescatado de la oscuridad para que nosotros queramos alumbrar desde la libertad que Él nos ha dado y no para que ocultemos nuestra fe y nuestra experiencia con Dios, de esa manera, nuestros actos y nuestras palabras deben llevar el sabor del Evangelio, la luz del amor.
El eclipse solar trae la oscuridad momentánea al mundo pero el amor de Dios trae la luz definitiva a cada persona que se encuentra en oscuridad espiritual y emocional, y nosotros somos las lámparas que Dios quiere usar para que vivamos un mundo mejor.
Reflexiona:
¿Algunas vez te has sentido opacado en la vida? A veces opacan nuestro ser y nuestras acciones, sin embargo, siempre lo que es verdadero y genuino sale a la luz, es por eso que en muchas otras ocasiones podemos experimentar la sensación de ser luz y de proyectar vida en nuestro entorno.
Oremos:
Padre de amor,
gracias porque nos has sacado de la oscuridad a la luz,
porque tu amor ilumina nuestros corazones
y nos permite ver mejor cada cosa,
te pedimos que nos ayudes a ser la luz del mundo,
que nuestras vidas lleven tu mensaje:
Dios es luz y no hay ninguna oscuridad en Él.
Lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
Con profundo amor;
Rev. Luis Felipe
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por compartir tus opiniones.