REFLEXIÓN TERCER DOMINGO DE CUARESMA

Marzo 19 de 2017
TERCER DOMINGO DE CUARESMA

Textos Bíblicos: Salmo 95; Éxodo 17:1-7; Romanos 5:1-11; San Juan 4:5-42

Hoy las Escrituras nos invitan a reflexionar en el cansancio, ¿Cuántos de nosotros hemos percibido el cansancio en nuestros cuerpos o en nuestras vidas?, en muchas ocasiones nos cansamos; físicamente nos ocurre por el trabajo pesado o el ejercicio del que no estamos acostumbrados, pero el cansancio de la vida es diferente, llega cuando la vida se hace rutina y monotonía aun cuando la misma vida es una aventura para disfrutar, habitualmente manifestamos el cansancio que llega por el trabajo, la familia, la sociedad, las amistades, en fin, las cosas diarias de la vida pueden llegar a “cansarnos” en determinados momentos.

La Palabra de hoy nos permite relacionar este cansancio de la vida espiritual, que es del alma, y  con ello nos presenta dos formas de enfrentarlo, el primer escenario está en el libro de Éxodo, el pueblo esta naturalmente cansado y con sed, recordemos que han salido de Egipto en lo que el autor del Texto registra como un acto liberador de Dios, pero el pueblo no lo comprende así, por lo que en su cansancio reclaman a Moisés y lo hacen en la pregunta ¿Para qué nos hiciste salir de Egipto?, Egipto representa la esclavitud, la vida que esta disfrazada de lo solido pero que en el fondo no produce libertad al alma ni a la mente y Dios ha liberado a Su pueblo de ese estado, es decir que este es un pueblo que está aprendiendo a vivir autónomamente en el desierto para poder hacer comunidad, construir identidad y establecer pautas culturales de vida, pero se han quejado porque no encuentran agua, sería muy bueno preguntarnos ¿Cuántas veces ha sido esa nuestra actuación en la vida? ¿Qué tanto podemos identificarnos con ese pueblo a la hora de emanciparnos para tomar decisiones responsables y libres? ¿Cuántas veces, quizás, hemos puesto a prueba a Dios?

La carta a los Romanos nos ayuda a comprender algo de lo que hace ese cansancio, ese sufrimiento, en nuestras vidas, pues para San Pablo ese cansancio, que es producto del sufrimiento y este entendido como lo que nos agota y que no disfrutamos, no es más que el comienzo de un proceso de perfeccionamiento espiritual en nuestra relación de fe, dice él que el sufrimiento da firmeza, la firmeza probidad, y la probidad esperanza, de una manera sencilla el apóstol nos conduce de la desesperanza a la esperanza, de la tristeza a la alegría, pues concluye que Dios llena con Su amor nuestros corazones y este amor es la base del Evangelio y de nuestra vida de fe, de esta manera el cansancio que llega naturalmente a nuestras vidas no es más que un conductor para construir un camino de esperanza y amor de Dios.

En ese sentido, el Evangelio nos presenta un nuevo escenario, ahora es Jesús quien busca el agua, también cansado del camino, la gran diferencia con el pueblo de Israel en el relato del Éxodo radica en la actitud, mientras el pueblo de Israel se queja y pregunta para que habrá salido de la esclavitud, Jesús encuentra en su cansancio una oportunidad para brindar esperanza u otro pueblo, a otra cultura, Jesús nos muestra como en su propia desesperanza, es decir en su propio cansancio, encuentra la oportunidad de brindar el amor de Dios del que posteriormente Pablo hablará a los romanos, se encuentra con una samaritana, recordemos que judíos y samaritanos no se hablan entre sí, a quien recibe y acoge no solo para entablar una plática sino para devolver a ella y a su pueblo su propia esperanza, Jesús en medio de su propio cansancio ve los campos listos para la cosecha, y anima también a sus discípulos.

Mientras que el cansancio del pueblo de Israel en Éxodo hizo golpear la roca, en medio de críticas y desasosiegos “probando a Dios”, el cansancio de Jesús en Samaria transformo la visión de otros y otras, siendo incluyente y convirtiendo ese cansancio en firmeza, probidad y esperanza.

Que nuestro buen Dios nos  permita comprender nuestros cansancios y nos ayude a llevarlos de la desesperanza a la esperanza en el amor de Dios.

Bendiciones para todos y para todas!

@PFelipeOliveros

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