REFLEXIÓN CUARTO DOMINGO DE CUARESMA

Marzo 26 de 2017
CUARTO DOMINGO DE CUARESMA

Textos Bíblicos: Salmo 23; 1 Samuel 16:1-13; Efesios 5:8-14; San Juan 9:1-41

“El Señor es mi pastor” es la declaración del salmo propuesto para hoy, un pastor con el que estamos seguros, nada nos falta, nos da descanso, aviva nuestra alma, brinda seguridad y nos da la seguridad de que nos saca victoriosos aun cuando otras personas se levantan en contra de nosotros, estoy seguro que todos queremos tener al Señor como nuestro pastor y que Él está presto para pastorearnos siempre.

Esta expresión de “el Señor es mi pastor” nos indica una relación en la que estamos declarando nuestra absoluta dependencia en Él, sin embargo, esto no significa que nosotros perdamos nuestra capacidad de raciocinio, es una relación y por lo tanto participamos juntos para construir dicha relación, el primer libro de Samuel nos da una buena enseñanza a propósito de lo que Dios quiere hacer con nosotros y con nuestras vocaciones, nadie pensaba en David como un posible rey para Israel, era el menor de la casa, estaba destinado a la relación pastoral con sus ovejas y no con el pueblo, su formación era campesina y no diplomática, es tan así que cuando Isaí (Jesé) fue convocado por Samuel no lo llevo, llevo sus otros siete hijos pero no a David, sin embargo, Dios le había dicho a  Samuel que no se fijará en su apariencia, el dicho popular nos dice que las apariencias engañan, y en ese sentido, solo Dios sabe lo que hay en nuestro corazón, lo bueno que queremos y también lo malo, y con todo ello Él nos llama para que hagamos aquello que nos apasiona y para lo cual ÉL mismo nos ha pensado.

David era el más pequeño, pero era agradable y de buena sonrisa, seguramente ingenuo por su edad, pero fue a él a quien Dios decidió ese día consagrar como rey del pueblo, Dios se fijó en su corazón y aunque no era un hombre perfecto, ni con las condiciones adecuadas para la tarea, la Escritura luego nos contará de sus debilidades, Dios lo llamo, lo escogió y lo consagró, de esa misma forma hace con nosotros, la carta a los Efesios nos dice que nosotros, quienes nos hemos encontrado con Dios, somos los hijos de la luz, y nos invita a comportarnos como tal, es decir a dar testimonio de lo que Dios nos va enseñando y ese testimonio no se refleja en las palabras antes que en los hechos, bondad, rectitud y verdad, Dios nos va llamando para que seamos la luz del mundo, y esto implica un compromiso con Dios que se refleja en nuestros campos sociales y familiares mediante la excelencia y la honestidad con la que actuamos.

El Evangelio, nos sigue hablando de llamados, por un lado, los discípulos le preguntan a Jesús, viendo a un hombre ciego de nacimiento ¿Por qué?, pero Jesús responde con una “para que”, la invitación de Jesús es a ver a Dios en cada acto de nuestra vida, aun en los más desafortunados, Él mismo fue acusado por los fariseos por haber sanado en el día de reposo, para muchos de ellos, Jesús era un pecador, y sin embargo, hacia obras que solo una persona llamada por Dios podría hacer; “si es pecador yo no lo sé, fue la respuesta que dio el ciego, dando testimonio de lo que Jesús había hecho en su vida, así como Jesús dio testimonio del amor de Dios con sus actos, a pesar de haber sido acusado por pecador, nosotros estamos llamados a dar y hacer lo mejor en nuestras vocaciones, profesiones, disciplinas, aun cuando para muchos no estemos plenamente capacitados para la labor,  al final el Dios que llamó, consagró y dio las capacidades, es el Dios que nos respalda en todo lo que hacemos.

Bendiciones para todos y para todas!

@PFelipeOliveros

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