LA PAZ SE CONSTRUYE CON "VERDAD HISTÓRICA" Y NO CON "VERDADES JURÍDICAS"
Muy ocupados hemos estados los colombianos en general, y la iglesia en particular, en la decisión que ha tomado EE.UU. apropósito de la aprobación del matrimonio igualitario, cosa que ocupa la doble moral de nuestro país, un país que se indigna por las parodias que hacen nuestros hermanos latinoamericanos olvidando que es justamente eso lo que se ha sembrado en el imaginario colectivo, no solamente de Latinoamerica sino del mundo entero, y en el que nuestros "heroes", aquellas personas de mostrar son justamente los mismos que tanto daño le han hecho a nuestro país; pasando por un "capo" imaginario y de ahí por las biografías de extintos narcotraficantes que sembraron el terror, el miedo, la indignación y la mala fama o mala realidad de nuestro país, cuyos nombres no es digno de mencionar en estos espacios, luego por figuras de la farándula que si bien fueron icono de tradición y buen gusto musical, su vida no aporto mucho al mejoramiento de la sociedad, pues marcados por la misma cultura "traqueta" se dejaron consumir por las drogas, el alcohol, el sexo desenfrenado, entre otras cosas, no olvidando también que como parte de nuestro "que mostrar" aparece en el escenario la historia de la conformación paramilitar que ha aportado gran cuota en la violencia de nuestro país y en la violación de los derechos humanos, en ultimas usurpando la tierra, tema que es y seguirá siendo un punto del conflicto en los modelos socioeconómicos y mucho más ahora cuando sale a la luz la Carta Laudatto Sii, que le apuesta a mirar a la tierra como nuestra hermana y al pobre como nuestra responsabilidad social, eso sin olvidar la ultima producción "ejemplo para nuestros jóvenes y niños, La vendedora de rosas" y todo en un contexto de violencia y no superación que ello contiene.
Pero es justamente de ese escenario de para-militarismo del cual quisiera referirme como una reflexión hacia la paz, ¿para quién ha trabajado el para-militarismo en Colombia? ¿Cuales eran sus intereses verdaderos? ¿Que pasará ocho años después de la "reinserción" y de "justicia y paz", ahora que saldrán estos hombres de la cárcel?, estas preguntas seguramente tienen sus respuestas, pero es necesario que cada día las recordemos y permanezcan en la memoria de todos y todas pues son determinantes para comprender lo que ha estado sucediendo desde el martes en la Hacienda la Bellacruz, en el municipio de La Gloria, al sur del Cesar; pues estos temas que no se publican y que están sucediendo son más importantes para nosotros que las consecuencias doblemente morales del matrimonio igualitario en los Estados Unidos.
Dice el señor subgerente de Incoder que el debe basar sus determinaciones en la "verdad jurídica", la pregunta al Dr. Carlos Carmona es si nuestro país realmente posee una "verdad jurídica" que permita tomar determinaciones en justicia, o si este termino es tan solo un velo que se pone para desviar lo que real e históricamente ha sucedido en la zona y en el país, pues es preciso recordar lo que ha pasado con las ejecuciones extrajudiciales, las chuzadas del DAS, la vinculación del para-militarismo en la política de nuestro país, entre otras muchas cosas por las cuales bien podríamos pensar que el termino "verdad jurídica" ya no tiene espacio ni valor ético en un país como el nuestro que ha alcanzado los máximos niveles de corrupción y derramamiento de sangre.
Ahora bien, lo que si tenemos es una "verdad histórica" que nos recuerda que estos campesinos y campesinas fueron desterrados de sus tierras en febrero de 1994, por grupos para-militares al servicio de los "grandes terratenientes" de nuestro país, lo cual implica que el único desplazamiento campesino no es el provocado por las insurgencias y sus actos violentos, sino que el mismo Estado, la empresa y en si los latifundistas de nuestro tiempo han provocado el desplazamiento de campesinos a fuerza de la violencia y la masacre, pues estas tierras tal como lo cuenta la "verdad histórica" y no la "verdad jurídica" poseen fosas comunes de familias enteras que fueron victimas de este, el otro conflicto colombiano. Pero ¿Qué es lo se reclama? Estos campesinos y campesinas no solo reclaman un pedazo de tierra, eso es lo visible, lo tangible, lo que las noticias pueden informar, pero lo que reclaman va mucho más allá; se reclama una tierra de colombianos que ahora es manipulada por un brasilero, que entre otras cosas es dueño de varias empresas en Colombia, y eso tiene que ver con la posesión no solo de la tierra sino del dominio de la fuerza de trabajo y de la inversión de Colombia para Colombia y no de Colombia para el resto del mundo, si los extranjeros usurpan nuestras tierras, aprovechan nuestra fuerza de trabajo y se llevan las ganancias para sus países no veremos desarrollo ni oportunidades para los nuestros, así nunca se va a impulsar la empresa colombiana, se reclama el derecho a trabajar, estos "grandes empresarios" "hombres con amplia visión" y muchos vicios además, están secando las fuentes hídricas, pues estas tierras "privadas" según la "verdad jurídica" del Dr. Carmona, están siendo utilizadas para la producción de la palma aceitera, producción altamente peligrosa para los ecosistemas y para el desarrollo campesino, ya la ministra de ecología de Francia ha denunciado y ha propuesto el no consumo de Nutella debido a lo peligroso que resulta ser el aumento de la producción de sembrados de palma aceitera para el ecosistema, se reclama el derecho al trabajo, no solamente han sido despojados de sus tierras, asesinadas familias enteras, sino que matando el ecosistema , las fuentes hídricas secas, ya no hay campo para producir, ni peces para pescar, los sueldos que estos grandes empresarios ofrecen son irrisorios lo que aumenta la pobreza de este "nuevo país" del Dr. Santos, el derecho al trabajo, ha sido vulnerado durante estos veinte años, pero se reclama también la identidad cultural, el plan de restitución de tierras, reconoce el éxodo provocado por la violencia, mas no el retorno a la tierra, la identidad cultural de los pueblos se esta atropellando en la medida en que las tierras que se restituyen no son las propias y son enviados a otros lugares fuera de sus contextos y costumbres, lo que genera más violencia comunitaria, eso no es igualdad.
Seguramente muchas otras cosas se reclaman, pero en principio lo que esta en juego es la dignidad humana, más que el pedazo de tierra, que al final resulta siendo el símbolo de la realidad de nuestro país, un país en el que no hay igualdad, en el que el Estado se acomoda por el interés de los más prestantes, a ellos se les escucha por encima del derecho de los pobres, de los campesinos, de los vulnerables y vulnerados, porque no podemos negar que el campesino colombiano, el hombre rural es la representación de la pobreza y la vulnerabilidad en nuestro país.
No habrá paz, ni reconciliación mientras el Estado, usted y yo guardemos silencio y desviemos nuestras miradas hacia lo que pasa en el país del Norte en lugar de hacer una mirada introspectiva a nuestra propia realidad.
Para la guerra nada!
@PFelipeOliveros
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